Yoga y embarazo? Te lo cuento todo!

Yoga durante el embarazo: Un viaje de transformación.
El embarazo es uno de esos momentos en la vida de una mujer que nos lleva a vivir una transformación profunda, una experiencia tan única como desafiante. Cada día, el cuerpo cambia, la mente se acelera con pensamientos, y nuestra alma comienza a sentir la conexión con la nueva vida que crece dentro. Desde que supe que estaba embarazada sentí una necesidad profunda de conectar con mi bebé, con el presente y abrazar todo lo que estaba viviendo. Para mi primer embarazo ya llevaba varios años practicando yoga, entonces se me hizo natural continuar y explorar nuevas formas y sensaciones. El yoga se convirtió en mi refugio, mi momento de paz para conectar con mi hijo y así, día tras día, fui creando mi propio ritual, donde cada movimiento y respiración significaba sentirme más cerca de mi bebé.
Sin duda también viví momentos de más preguntas que respuestas. Transitar en la oscuridad nunca es fácil, lo desconocido nos genera estrés y si le sumas los cambios hormonales, existe la alta probabilidad que en algún momento la cordura abandone tu vereda. A mi si me pasó, y debo reconocer que sentí vergüenza por no «bancarmela». Veía a tantas mujeres que la tenían «peor que yo» y por supuesto que la culpa no abandonó mi cuerpo nunca más, hasta hace poco que comencé otro viaje de sanación gracias a mi segundo hijo (ya quiero escribirles sobre eso). Ya son tremendos los estereotipos de género en donde la madre se asocia a un ideal de entrega total, de sacrificio y de perfección. La sociedad tiende a construir una imagen de buena madre lo que genera una presión constante. n mi caso, sentía que debía cumplir con todos los roles que había ejercido hasta ese momento, sin darme el tiempo necesario de integrar lo trascendental que estaba viviendo y que venía viviendo durante la gestación de mi bebé. Mientras tanto, el yoga una y otra vez me acogía en sus brazos y me entregaba la fe y seguridad ante tantas interrogantes, todo eso más el amor y guía de mi compañero, me ayudo a construir una una nueva realidad alimentada de amor, de paciencia y compasión hacia mi proceso.
El yoga y mi cuerpo en cambio constante
Una de las primeras cosas que noté fue cómo el yoga me ayudó a escuchar los cambios que estaba viviendo en mi cuerpo. Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer está en constante adaptación: la expansión del vientre, el peso adicional, la alteración en la postura, y cómo todo esto impacta en la movilidad y en la sensación de bienestar. El yoga me brindó la oportunidad de conectar con mis nuevos movimientos y nueva forma de respirar. Las posturas estaban adaptadas a mis necesidades y habilidades, ayudándome a aliviar dolores tensiones que inevitablemente acompañan este proceso, especialmente en la espalda baja y las piernas. El yoga me permitió estirar y fortalecer de manera suave mi cuerpo, sin forzarlo, cultivando una mayor conciencia corporal, habilidad que me acompaña hasta el día de hoy y que me apoyó absolutamente en mi segundo embarazo. Personalmente, permitirme ir a un ritmo más lento me enseño a respetar los procesos que venían a continuación. Más allá de la flexibilidad y la fuerza, siento que aprender a establecer y respetar mis propios límites fue algo poderoso que el yoga me enseño de forma tan gentil. Aprendí a ser amable conmigo misma, a no exigirme más allá de lo que podía dar en ese momento, a permitir que el cuerpo me guiara con paciencia y compasión. En cada respiración, encontraba una manera de fluir con los cambios, de aceptar y amar mi cuerpo tal y como es en cada etapa del embarazo.
El yoga como herramienta de salud mental
El embarazo no solo pone a prueba tu cuerpo, sino también tu mente. La montaña rusa emocional es algo con lo que todas lidiamos y la meditación es una herramienta concreta, que tenemos a la mano y que quiero compartir contigo.
La mente es como un océano, con olas suaves y calmadas, y otras fuertes y turbulentas en donde a menudo nos podemos sentir atrapadas, sin respiro. Y acá es donde la meditación entra en juego. Cuando la mente esta abrumada de pensamientos , el mar se agita sin parar. La meditación funciona como un ancla que te termite navegar por el océano de tu mente con mayor conciencia y calma. Cuando comienzas a conocer la naturaleza de la mente, puedes entender por qué las olas suben y bajan, y es porque ciertas emociones te arrastran más fuerte que otras, lo importarte es que esta es una oportunidad tremenda para aprender a no identificarte con ellas. Te ha pasado en clases de yoga que durante savanasa escuchas «si aparece cualquier pensamiento solo obsérvalo y déjalo ir» si? cuéntame en los comentarios qué hiciste la primera vez que escuchaste eso, porque al menos yo cuando lo escuché no tenía idea qué hacer. Y es que a ratos el yoga se vuelve complicado, porque hemos estado tanto tiempo desconectados de nuestra naturaleza que comenzar a volver a esta se siente ajeno. Hay que hacer las pases y ese camino el yoga te permite recorrerlo
Suena más fácil de lo que es, pero créeme que lo único que te aleja
Siempre pensé que sonaba bien el hecho de querer estar en paz y no darle energía a los pensamientos justamente en esos momentos en que necesitamos calma, p
Las emociones se elevan con fuerza, y a menudo nos sentimos atrapadas en ellas, sin poder tomar un respiro. Aquí es donde la meditación entra en juego.
La mente, querida amiga, es como un océano. A veces, las olas son suaves y tranquilas, otras veces son fuertes y turbulentas, y cuando nos sentimos abrumadas, el mar parece agitarse sin cesar. La meditación, entonces, es como un ancla que nos permite navegar estas aguas con mayor sabiduría y calma. Cuando comenzamos a conocer nuestra mente, empezamos a entender por qué las olas suben y bajan, por qué ciertas emociones nos arrastran más fuerte que otras, y, lo más importante, aprendemos que no tenemos que identificarnos con ellas.
Piensa en la maternidad como un viaje en el que la mente, al igual que el mar, se agita con frecuencia. La mente a menudo se llena de pensamientos como: “¿Estoy haciendo todo bien?”, “¿Qué pasará si no soy suficiente para mi hijo?”, “¿Por qué me siento tan cansada?”, y esos pensamientos, aunque son completamente normales, a menudo nos hunden en la ansiedad. Sin embargo, cuando comenzamos a meditar, lo que descubrimos es que estos pensamientos no son más que olas pasando. No son permanentes, ni nos definen.
y las hormonas juegan un papel crucial en ello. Hubo momentos en los que sentía que me iba a literal volver loca, y con esto también quiero decirles que a ansiedad, incertidumbre, miedo ante lo desconocido, y el yoga me brindó la herramienta perfecta para calmar esos pensamientos y encontrar paz en medio del caos.
A través de la meditación, de las respiraciones profundas, el yoga me enseñó a soltar el control, a confiar en el proceso y a encontrar calma en los momentos más turbulentos. Las práctica de pranayama, fue importantísima durante todo el embarazo, y siento que es clave en el momento del parto. Si algo agradecí, luego de parir, fue haber sido consciente de mi respiración. El ejercicio de estar concentrada en como el aire entra y sale de mi cuerpo me conectó al momento presente, recordándome que todo lo que estaba viviendo era un proceso natural.
Si hay algo que recomiendo a todas las embarazadas es que se den el regalo de
Sentir cómo el aire entraba y salía de mi cuerpo me ayudó a centrarme, a conectar con el aquí y el ahora, y a recordar que todo lo que estaba viviendo formaba parte de un proceso natural y hermoso… sentía que mi cuerpo estaba cada vez más listo para lo que se venía.
Además de todo lo anterior, la práctica me enseñó a soltar gran parte de mis miedos al futuro. El yoga me ayudó a traerme al presente, a entender que no tenía que tener todas las respuestas, que el solo hecho de estar presente con mi cuerpo y mi bebé era suficiente. En ese espacio, las preocupaciones se disipaban, y encontraba fuerza para continuar.
El yoga y la espiritualidad: Un espacio para conectar con la vida que crece
Una de las experiencias más hermosas y profundamente transformadoras fue la conexión espiritual que el yoga me ofreció durante el embarazo. El yoga no es solo una práctica física, sino una filosofía que invita a mirar dentro de uno mismo, a conectar con algo más grande que nosotros. Durante esta etapa de mi vida, esa conexión me ayudó a comprender que la maternidad es un viaje sagrado, lleno de misterios, aprendizajes y momentos divinos.
Al practicar yoga, tuve la oportunidad de escuchar mi corazón de una manera nueva, de conectar con esa chispa de vida que crecía dentro de mí. Cada movimiento, cada respiración, se convirtió en un acto de agradecimiento por la nueva vida que estaba trayendo al mundo. El yoga me ayudó a comprender que el embarazo no es solo un proceso físico, sino también un viaje espiritual, una oportunidad para conectar con lo profundo de mi ser y con el ser que estaba gestando.
A través de la práctica, pude crear un espacio de silencio interior en el que escuchaba mi intuición, y sentía con claridad las emociones, las alegrías, y hasta los miedos que iban surgiendo. Practicar yoga me permitió abrir mi corazón, sentir el amor incondicional que ya comenzaba a crecer en mí por mi bebé, y a conectar con esa energía tan poderosa que fluye entre la madre y el hijo.
Un mensaje para ti
Si estás esperando un bebé o simplemente deseas explorar cómo el yoga puede acompañarte en tu vida, quiero decirte que es una práctica increíblemente poderosa y profunda que va mucho más allá de la flexibilidad. Te invito a que le des la bienvenida en este momento tan especial. Ya sea que decidas practicar de manera suave y adaptada o que busques conectar con tu espiritualidad, el yoga es una herramienta preciosa que tiene el poder de nutrir tu cuerpo, calmar tu mente y elevar tu espíritu.
Recuerda que no hay una manera correcta de practicar yoga, lo importante es escuchar lo que tu cuerpo y tu alma necesitan en cada momento. El yoga es una invitación a amarte, a honrar tu proceso, y a encontrar en cada respiro un espacio para conectar con lo que realmente importa: la vida que estás trayendo al mundo y el amor incondicional que ya está naciendo dentro de ti.
Te deseo un hermoso y lleno de paz viaje en tu embarazo, donde el yoga sea un compañero fiel que te acompañe en cada paso del camino.